Sobre mí

Me llamo Marçal Mora y nací a finales de 1985; llevo desde los 5 años inmerso en el mundo de los videojuegos. Doctor en Ciencias de Computación por la Universidad de Alcalá e Ingeniero Industrial e Ingeniero Informático por la UPC, no es difícil entender mi vocación a partir de mi afición.

Cara de orgulloso de haber terminado Mega Man 3.

Mis inicios

Mi primer contacto con las videoconsolas no sería hasta un 6 de enero de 1991. Con 5 años recién cumplidos recibí el que todavía recuerdo como regalo de reyes más emocionante de mi vida: una Nintendo NES con dos mandos y un juego, Super Mario Bros. La siguiente imagen que recuerdo es la de abrir otro paquete, que contenía una pistola roja y un juego de patos: obviamente, una Zapper y el Duck Hunt. La sensación de interactuar a base de disparos con la tele, a un crío de 5 años en el 91, como podéis imaginar, le parecía poco menos que magia.

Duck Hunt

Mega Man 3

Más juegos llegaron y entre ellos tres que me marcaron para siempre: The Legend of Zelda: Adventure of Link (Zelda II para los amigos), Super Mario Bros 3 y Mega Man 3. Mención aparte merece Dr. Mario, con el que aún a día de hoy paso inacabables tardes a base de partidas batiendo a mi padre, madre o hermano. Mega Man, por su lado, se convirtió en mi héroe de referencia. ¿Un robot humanoide creado por el Dr. Light para salvar al mundo del malvado Dr. Wily? ¿Y capaz de lanzar rayos de energía y absorber las habilidades de sus enemigos? Cool. Mi obsesión quedó patente en los álbumes de EGB:

Con 7 años recién cumplidos, estos eran mis dibujos de cole.

Mi primera portátil

En el cole, muchos de mis amigos tenían una Game Boy. Yo siempre quise tener una y me harté de pedirla hasta que los reyes, de una forma un tanto sospechosa, me llevaron a pedir una Game Gear. Esa fue mi primera portátil, si obviamos las consolas estilo Game and Watch. La Game Gear le daba mil vueltas a la Game Boy, excepto en una cosa: su autonomía. Exprimí esa Game Gear hasta sacarle los colores, pero siempre en casa o enchufado al mechero del coche.

El resto de la historia

Como creo que sólo con mis dos primeras consolas basta para perfilarme, así que no me extenderé mucho más en mi historia. En 1992 entró en casa el primer PC (un Olivetti 386 con 8 MB de disco duro) y con él Monkey Island e Indiana Jones. Pero el mundo del PC avanzaba tan rápido que en 1996 ya teníamos el primer ordenador con Internet (un Pentium 200 y módem de 56k). Con él entré en el mundo de los emuladores (bajar un juego de SNES costaba como 30 minutos de conexión, y sin tarifa plana). Pero el ritmo era imparable y el boom de las tarjetas gráficas y su precio me hicieron tomar, en invierno del 98, una de las decisiones más críticas de mi vida: ¿aceleradora gráfica o consola?

Elegí la PlayStation. Y esa bifurcación de caminos hizo que, aunque nunca dejara de jugar a grandes juegos de PC, mi camino siguiese ligado al de las consolas de ahí en adelante. Desde entonces, y también con la aportación de mi hermano pequeño, hemos pasado por tantas consolas como hemos podido hasta el día de hoy.

El porqué de esta colección

La verdad, es difícil de decir. En primer lugar, por lo que representa en mi historia, por identidad. En segundo, por ese gusanillo y nostalgia de tu feliz infancia. Y tercero, porque como ingeniero me fascinan estas máquinas, especialmente sus orígenes.

Anuncio gráfico de la Odyssey.

Buena parte de ellas las he ido acumulando y conservando a lo largo de mi vida, pero muchas otras las he ido buscando y comprando en los últimos tiempos. Un día pensé que estaría bien conseguir comprar esa Game Boy que nunca tuve. Y así empezó todo. Llegada la acumulación actual, me pareció una buena idea compartir esta colección con todos los amantes de estas maquinitas.

¿Tienes maquinitas?

Si tienes maquinitas o juegos y no sabes qué hacer con ellas, contáctame; prometo darles un hogar digno. Si lo que quieres es vender alguna consola o videojuego, estoy dispuesto a ayudarte o a comprar, si procede; sólo hace falta que esté en buen estado. Si lo que necesitas es conocer su valor o tasarlo, no tan sólo te puedo ayudar sino que, además, disfrutaré haciéndolo. Para cualquiera de los casos, puedes escribir un email a retromaquinitas@gmail.com.

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